Sardinas con la calidad exigida por los estándares de Frinsa, a las que tan solo añadimos aceite de oliva con un toque de virgen extra, es decir, es una mezcla con un 25% de aceite de oliva virgen extra y el resto es aceite de oliva refinado, para lograr el punto exacto de sabor tradicional de las sardinas frescas en tu plato.

Su elaboración es manual, tanto en su colocación, donde queremos que sientas el espíritu y la búsqueda de la excelencia de Frinsa al abrir la lata de conserva, como en la limpieza de las sardinas sin escamas, para saborear la textura suave que ofrece una materia prima de esta calidad, a la que tan solo se añade el aceite de oliva y la sal para lograr un producto natural, sin aditivos ni conservantes.

La sardina que se presenta en esta lata de conservas es la Sardina Pilchardus que es la sardina europea o común, un pez cupleiforme de la familia de los Clupeidos, que es de los grupos de peces más abundantes que se pueden encontrar.

La sardina es un pescado azul de agua salada rico en ácidos grasos esenciales omega-3, vitaminas D y B6, y minerales como el fósforo, magnesio, hierro, potasio, yodo y el calcio.

Las sardinas en aceite de oliva son ideales para sacarte de un apuro cuando tienes que preparar una comida rápida o un aperitivo entre amigos, así como para elaborar recetas más complejas que necesitan de un ingrediente natural y de calidad como elemento principal del plato.

Estas sardinas en conserva se pueden dejar en lugar fresco y seco por largos periodos de tiempo ya que cuentan con fechas de caducidad de varios años, aunque una vez abiertas, es aconsejable su consumo en ese momento o en caso contrario, conservarlas en el frigorífico para que se consuman en los días siguientes a su apertura.